Lo sé, te fui infiel, sí sé que te abandoné cuando tú querías estar conmigo. Pero era una relación posesiva.
Reconoce que me mantenías demasiado tiempo en la cama, sudando, y yo terminaba cansada.
Entiende que no podía durar mucho tiempo esta relación, y uno de los dos tendría que ponerle fin.
Reconoce que nuestra relación era tóxica.
Así que sí, fui yo, la que decidió hacerlo. Y no creas que lo siento, porque ahora estoy liberada.
Salgo a la calle, paseo por la playa, y puedo respirar el salitre que penetra por todo mi cuerpo.
Es una sensación gratificante.
Ahora puedo relacionarme con otras personas, y hablar sin miedo, quedamos por la noche, y me encuentro muy bien.
Ahora puedo correr, y saltar, ya no tengo frío, ni necesito de tu compañía, aunque la verdad yo no te busqué, siempre fuiste tú.
Sabes que no te quise nunca, me atrapaste por sorpresa, y no pude hacer nada para zafarme de tus potentes brazos.
Así que lo hice, me tomé un jarabe, unas pastillas, y te abandoné gripe. Espero no verte más.
Da un poco de pena, ese pobre gripazo, abandonado a su suerte, pero cabe imaginar que os seguiréis encontrando de vez en cuando, aunque espero que con menor intensidad.
¡Excelente Marisa! Muy bien contado y con un final sorprendente.