La historia que os contare ha sobrevivido a mi locura, una demencia que adquirí aquella noche en la que el pánico reventó mis arterias, debido al miedo que mi sangre contenía a consecuencia de los hechos allí ocurridos.

Todo comenzó alrededor de las once de la noche, cuando conseguimos apartarnos del grupo con el que habíamos ido a visitar el Palacio de la Sangre, una excursión que contaba con la visita, cena y pernoctar dónde tantos asesinatos habían dado nombre al lugar citado…
La gentileza de la entidad bancaria, al ingresar una gran suma de dinero, no agradaba demasiado a la mayoría de parejas que reunidas entorno a aquella mesa de estilo medieval, poco a poco iba levantándose y subiendo a sus habitaciones para pasar una pre noche de bodas.
Eso mismo hicimos nosotros, Felipe improvisando un ligero dolor de cabeza me pedía que abandonásemos tan apático comedor y en el que la cena fue lo único apetecible que sirvieron.
De camino a la habitación, mi novio no dejaba de manosearme el trasero, el vino sangre de toro que nos sirvieron nos habían chispado un poco, estaba segura que ninguno de los dos aguantaría, que perderíamos los papeles allí mismo entre aquellos pasillos sombríos y fríos y así fue como ocurrió, y como las primeras gotas de sangre asomaron en aquella noche tétrica.
Cesamos nuestros pasos en seco, Felipe me llevó hasta la pared construida de adoquines que brillaba con la luz de la luna y sobre ella me hizo el amor, bajo mis bragas de golpe y subió una de mis piernas para penetrarme más fácilmente, mis nalgas rozaban aquellas piedras y mis gemidos entonces eran de dolor…
-¿Qué te ocurre, Ángela? -¿Te hago daño?
No pude responder solté una de mis manos con la que me sujetaba a él y se la enseñe toda llena de sangre, alguna imperfección de aquella pared con el movimiento me había arañado allí donde la espalda pierde su nombre y una tremenda escozor me hacía saltar las lagrima. Dejamos el acto en si y caminamos despacio, el viento soplaba fuerte, parecía que hablaba diciendo nuestros nombres. Sin hacer caso continuamos andando a pesar de que los dos nos miramos diciéndonos sin hablar que habíamos escuchado lo mismo. En aquel momento el sudor en nuestra piel, no era causa del desenfreno amoroso, ni tampoco del vino que bebimos, eran del miedo que albergaban nuestros cuerpos en aquellos momentos en los que no encontrábamos la habitación. Por fin allí estábamos, delante de la puerta que tenía el numero que nos habían dicho, el noventa y seis, no terminamos de introducir la llave ya que comprobamos que la puerta estaba abierta cuando Felipe movió el picaporte. Su interior estaba completamente oscuro, no se apreciaba nada, abriendo despacio él asomó la cabeza pero algo incomprensible lo arrojo hasta dentro cayendo sin remedio al suelo…

Lancé un grito y fui a socorrerlo, intente levantar su cuerpo, pero no pude, el metro ochenta de mi novio y su gran corpulencia me lo impedían, salí para pedir ayuda, pero me asuste al ver aquel largo corredor que ya habíamos andado y entré de nuevo, no encontré ningún interruptor por lo que encendí mi teléfono móvil…
¿Dónde estas cariño? Pregunte varias veces dirigiendo la luz por todo el suelo, sin hallar a Felipe… solo un charco de sangre cubría el lugar dónde se suponía que había caído…
Agachada en el suelo lloré hasta que la batería se agoto por completo, fue entonces cuando más me asuste, pues al acostumbrarme a la oscuridad podía distinguir las sombras de los diferentes muebles de aquella recamara. Como pude me levante intentando no resbalar con la sangre, me senté en una de las sillas al lado de la cama. Estaba fatigada, cansada de tanto llorar y además muerta de miedo, no sabía que había pasado, no entendía nada, tan solo que algo había sucedido que nos estaba arruinando la vida, si le ocurría algo a Felipe no me lo perdonaría nunca, ya que él no quería acudir a aquel evento. De pronto sostuve la respiración, delante de mi sé alzaba una sombra y su mano fría comenzó a recorrer mis pechos, se arrodillo delante y abrió mis piernas, acercando mí sexo a su boca estirando de mis piernas. Mis latidos parecían escucharse fuera de mi cuerpo y me desmaye…
Hasta este punto es lo que os puedo contar de la historia que viví aquella noche… Ya que el final podréis encontrarlo en la hemeroteca de los sucesos sangrientos y macabros de cualquier cadena de informativos. En los que más o menos se explica así…

“Lo ocurrido aquella noche en el Palacio de la Sangre, no es un caso extraño, ni misterioso, los hechos se remontan a años atrás, cuando un antepasado del asesino de novios, asesinó a su futura esposa, mientras hacían el amor, por lo que asumiendo el rol de su padre, al que vio cometer el asesinato, se valía para asesinar a los hombres que llevaban allí a sus mujeres, para pasar lujuriosas de amor y sexo.
Gracias a una laboriosa acción de la policía, que había investigado el caso, una de las jóvenes pudo sobrevivir, no fue por desgracia así para su pareja, al que encontraron degollado en una de las habitaciones contigua y junto a seis parejas de cadáveres”

©Adelina GN