Yo no sé si fue amor o fue tan sólo
el préstamo de un hilo de su luz.

Ni sé si aquellos pájaros
que alargaban sus alas por mi sangre
anclaron en mis vértebras su saliva de plumas
o eran gotas de efímeros hechizos.

Quizás nunca fue amor, pero creí
que era su palabra
quien dictaba los pasos de aquel puente
obstinado en seguirme a todas partes.

Podría ser
que el calambre sublime de sus dedos
transitara en un vientre improvisado
y que nunca gestaran sus principios.

Y es posible que fuera silencioso
su ruido atronador entre mis sienes,
o que la anchura de su lengua hurtara
verdades a los labios.

Yo no sé si era amor.

Pero sé que podría dibujar
su voz en las paredes del silencio.

Y que puede mi nuca abrir las piernas
y dejar escapar a la razón
si presiento su nombre.

Yo no sé si fue amor, pero en mí permanece
su olor a soldadura.