Me siento en la arena y noto el agua salada y fría mojar mis pies.
Miro al cielo,
azul y limpio,
y no entiendo por qué mi vida parece funcionar al revés.
El ayer se difumina en las pocas nubes que adornan la bóveda celeste.
Y te quiero más que cuando te fuiste,
cuando yo mismo te encaminé a otra parte.
Sonrío y me levanto entre recuerdos,
miradas a lo que ya es pasado.
Y me pregunto:
¿Cómo aprender a no querer?
¿Cómo conservar ese amor que fluyó atrás en el presente?
Me adentro en el mar y abrazo sus aguas como si te abrazara.
Y una media sonrisa se dibuja en mi rostro
al tiempo que tus ojos parecen flotar sobre un océano en calma.
Y bailo chapoteando entretanto te guardo en el único lugar que creo mereces:
te guardo en mi alma.