Aquel instante le pareció eterno. Natalia se despertó sobresaltada, se incorporó y se sentó en la cama. Observó el reloj de la mesita con los ojos entreabiertos. No comprendía porqué desde hacía varias semanas se despertaba en mitad de la noche, nerviosa y desconcertada. No podía dormir. Decidió ultimar los detalles de la tarde anterior. Nada nuevo ni complicado. Intentaba encontrar algún nexo entre las otras tardes, pero no encontró ninguna, sólo había una referencia distinta. Había estado unas semanas pendiente de encontrar a Manuel, quería estar cerca para contarle las novedades. Todo en realidad. Quería contarle todo. Le encantaría poder hablar con él, pues su deseo iba más allá, pero no quería forzar nada que no surgiese con espontaneidad. Agradeció entonces mejor no haberle visto y se concentró en sus actividades, mientras se preparaba un vaso de leche. Quizás podría calmarse y conciliar de nuevo el sueño. Sabía que tenía que estar tranquila para concentrarse en la supervisión de la exposición que iban a inaugurar en Madrid y aún tenía mucho trabajo por hacer. La revisión de cada cartel que iba en la cabecera de la exposición, estaba siendo más costosa de lo que se creyó. Y no podían dormirse en los laureles, como le comentó a Juan esa misma tarde. Qué tendrán los laureles, siempre se dice eso – pensó- y siguió pensando. Tendría que buscar su significado.
El problema se podía complicar, debido a que en 20 días la exposición viajaba a Lisboa y después no tendría tiempo para más que ultimar detalles sobre la marcha.
Se hizo de día. Las 7y10 de la mañana. Viernes. Salió a dar un paseo con Booker, que movía su rabo alegremente al intuir los preparativos de la salida y daba vueltas a su alrededor. Al regreso se dio una ducha, tomó un café con leche y una barrita de pan tostado, mientras miraba en la pantalla de su ordenador el dossier con las indicaciones precisas para la jornada. Después lo imprimió, pegando sobre el documento dos notas, recordando la hora de la última reunión de jefes de cabeceras. Cerró la carpeta y la puso junto al bolso. Terminó de arreglarse y se apresuró al garaje del apartamento. Al entrar en el ascensor coincidió con con una familia al completo, vestidos con un uniforme especial y raro, sobre todo raro, raro. Una vez en el coche siguió reflexionando. Mientras llegaba a la sede oficial del patrocinador de la exposición observó que varias personas llevaban uniformes parecidos., sin saber a qué respondian.
El día pasó sin mayor interés. Después de la reunión de coordinación vio a Juan conversando con Manuel. Había estado pendiente de encontrarse con él. Le extrañó el lugar donde se encontraban, le parecía familiar pero no era capaz de ubicarse ni porqué se encontraban allí. Veía la escena desde fuera. Ellos no parecían darse cuenta de que estaba allí. Una luz diferente envolvió la estancia y todo pareció de un color anaranjado. Empezó a ver a personas que se paraban delante de ellos …comentaban algo que no podía identificar,una mujer les acompañaba hacía dentro de la nube de humo blanco, surgían remolinos incandescentes de una luz rojiza que invadía la sala.
Sin saber porqué una mujer se acercó a ella y como si se conociesen de toda la vida, la invitó a entrar en esa nube de vapor, donde apenas se distinguían formas, personas ni objetos.. Era muy sugerente en su trato y su voz entrañable. Intentaba poner en orden sus pensamientos, entró dentro de un mundo … que..??.
Las paredes habían cambiado, estaban decoradas con telas que colgaban del techo, resaltando sobre las onduladas y negras y ese humo lo envolvía todo manteniendo un halo misterioso.
Las mujeres lucían vestidos de bonitos y llamativos colores alrededor del pecho y se soltaban al nivel de las caderas arrastrando por el suelo. En la mano llevaban un cetro decorado en oro y piedras preciosas y dibujos brillantes y en la cabeza unas tiaras. Los hombres iban con el torso desnudo y una cinta en la frente de vivos colores, portaban un escudo con una decoración sobria y espadas con la misma decoración en la empuñadura. Natalia estaba impresionada, todo respondía a una celebración, una gran fiesta, donde se recreaban en posturas y escenas que se intuían lujuriosas,
sensuales y se repetían en torno a un ritual de danzas en las que todos participaban de manera desinhibida, de una locura desbocada.
Al menos es lo que ella veía y lo que todos parecían disfrutar.
Miró despacio a su alrededor. La sala donde se encontraban le pareció familiar.De repente
quedó hechizada por un vapor blanquecino que impedía la visión con normalidad de todo el espacio.
Estaba abducida por el ambiente, por el ir y venir de la gente, y se sintió transportada por una sombra trepando y avanzando por la pared hasta…
Sobresaltada se despertò en la cafetería de la sala B de la exposición, justo en el momento en que su ayudante de ejecución se inclinaba hacia ella y le preguntaba
-Pero hija qué te pasa ..?¿estás bien ?- al tiempo que le entregaba un sobre con su nombre y apellidos.Te lo dejas por todas partes.Es la tercera vez que te lo doy
-¡AH! ¡Si!.Gracias.Si. Elena , parece que me quedé traspuesta. Perdona. No he dormido bien.
-No,no. Si no te digo nada- contestó de mala gana -vosotros podéis- dijo bajando la voz en un susurro, dejando el sobre junto al bolso de Natalia, mientras se iba murmurando por las escaleras.
Confundida metió el sobre en el bolso y se bebió el café de un sorbo, saliendo disparada a su despacho justo encima de la sala B de la exposición.
Al pasar por la galería que daba acceso a la escalera general, se dió cuenta del murmullo que salía de la sala de reuniones del equipo.
¡No podía ser!. Se había olvidado de una reunión.¡No podía ser!.No. Era la primera vez que le pasaba algo así. Al entrar en su despacho Elena estaba de pie, esperando con la carpeta de reunión final antes de una exposición. No recordaba nada. ¿Qué la estaba pasando?
Entró decidida en la sala y miró a los asistentes. Sintió una punzada en el pecho. Los responsables de
cabecera estaban pendientes de sus palabras.
-Siento el retraso. Les pido disculpas-dijo casi en susurros, mientras pensaba que algo raro estaba pasando. Aún se sentía confundida y aturdida.Miró al frente y ordenó:
-Comenzamos Elena.
Elena estaba en su salsa…todos pendientes de su discurso mientras iba sacando los fallos de cada sección de la exposición,y miraba de reojo a su jefa inmediata. Elena se iba animando, estaba adquiriendo un tono muy distinto del que debía y en todo caso si había algún tema dificultoso, no era a ella a quién le correspondía llamar la atención y menos e la forma despectiva en la que lo estaba haciendo, dando lugar a situaciones incómodas que no eran necesarias. El personal se mostraba alterado. Tenía que romper ese circulo..circulo… círculo…
Continuará…