Río de ceniciento alquitrán
donde se cercenan vidas
y los pájaros no vuelan ya.
Son los sonidos estridentes
las luces intermitentes,
las que sonríen al reinar.
Río de farolas pérdidas
con caldera de volcán,
con humo por avenidas,
es tu caudal disidente
ese flujo tan maloliente,
el que nos quiere succionar.
Río en la permanente noche,
en la enmarañada ciudad
que un torrente de coches
nos obliga a cabalgar.
Oda de asfalto que recoge
circunvalaciones asesinas,
siglas por civilizaciones
y una M. por numerar,
empezando en el treinta,
ya llega al cincuenta
¿ hasta dónde llegará?
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