En el pueblo dijeron, “se juyó Matilde”. Falso, la raptó el viejo Antonio. Matilde, la flor mas bella del ejido El Tipillal, escapó del captor, corrió a casa de los padres y estos la repudiaron, regresó no con el depredador sino con Jacinto su novio. Fueron felices cuentan y tuvieron hijos, el mayor, Marcial, fue instruido desde pequeño a odiar al cacique asesino de su padre. todos los días, escuchaba el mantra.
– !Tienes que matar a ese desgraciado! – Repetía la viuda.
Llegó el día, Antonio, acompañado de guardaespaldas huarachudos, fueron recibidos a tiros cerca del Pitillal, saldo: un esbirro caído del caballo muerto por un disparo, el resto huyó abandonando al patrón cagado de miedo. Abandonado a su suerte, es herido intencional en ambas piernas al intentar escapar de la emboscada.
Marcial no quiso rebajarse a ser un cobarde asesino, Antonio quedó parapléjico, en casa lo espera la madre enfurecida por el fracaso.