Un poema es…
un punto en el océano
mirado con lupa,
un sentimiento disecado.
Algo que nunca ocurrió, intangible y sin materia.
Palabras que se hilan, se entretejen
componiendo una historia mínima
que el poeta
amplifica y empequeñece según su antojo,
que distorsiona, que deforma
y que transforma
al pasarla por el crisol de su pluma.

Un poema es…
una estrella en el firmamento,
un grano de arena,
un bosque en el que trinan los pájaros,
la corriente turbulenta de un río
y la cristalina trasparencia de un lago.
Palabras que nos hablan
directas al corazón
de la soledad, del silencio,
de ilusiones y anhelos,
de tristeza y desesperación,
de dolor, de amor
y de todas aquellas cosas
que forman la vida cotidiana,
y a las que no damos, apenas, importancia.

Un poema es…
el vaivén de las olas en la playa,
los ojos de la persona amada,
una tormenta de verano,
una mirada cálida,
el perfume de una rosa,
la música que embriaga,
una frase de aliento,
la luz de una llama,
el latido de un corazón sombrío,
el olor de la tierra mojada.

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