El fuego de la chimenea de antemano,
el calor de los besos y los libros,
las mareas resguardadas del verano,
la certeza que radica en tu postigo.

Contra invierno para el tiempo frío
son sus manos en mi cuerpo huraño,
espuelas de la pereza y del hastío
redimiendo las fatigas y los años.

Me quedo con la nostalgia del otoño,
el vivificante abrazo del verano.
La primavera sin par con sus retoños

volverá con la vida plena de asombro,
colmando lo inerte de los escombros
que florecen en el sitio de los daños.

La paz de unas letras son abrigo,
a la distancia un poema-amigo.
Un abrazo cálido que mate el frío.