En mis peores momentos, quiso hacerse presente y no lo dejé acercarse. Quiso ser feliz conmigo y me costó creer que me elegía todos los días. Quizá por miedo, por estupidez de mi parte o por no saber apreciarlo. Cuando quise ver se cansó, dejó de preguntar, paró de llamar. Y hoy, se me fue, un ataque cardíaco nos separó. Casi sin darme cuenta, di por sentado que estaría siempre y no vale de nada que le diga que lo siento, que le quiero, ya no está y yo perdí el tiempo.