No son las palabras lo único que defiendo,
ni la libertad de amarte o no hacerlo.
He rendido homenaje a tu nombre,
he donado mi sangre por describir tu cielo.
No me arrepiento.
Dar vida en tu mundo de jardines desiertos,
amar arrastrando heridas abiertas,
derramando el dolor en cada detalle,
he dado mi vida y no me arrepiento.
Caminar tus senderos,
marcados con caminos llenos de ortigas,
a veces de versos,
a veces de olvidos pintados en lienzos malditos.
No he navegado tus mares,
pero he sentido en mi piel sus tormentas,
sus mareas ancestrales controlando mis ritmos naturales.
Te he visto matar al olvido,
desterrar al valiente,
ahogar al nacido.
He sentido tu daga capaz de fragmentar mis sentidos,
he llorado a escondidas,
hasta perder el sentido de mis días.
Me has jurado y prometido,
me has mentido y blasfemado.
Y aún así,
sigo adelante,
sin pararme en mí camino.
Ya no recojo a errantes, ni amigos o enemigos,
me has encallecido el alma y endurecido el oído.
Te he querido tanto…
Que no recuerdo cuando comenzó esta enfermedad,
maldita luz que tú reflejas,
y bendita,
pues aún odiándote hasta el extremo,
sigo amándote hasta en el averno.
Oscura Forastera (María Carrillo)
Intenso y hermoso. Gracias Maria Carrillo.