Su último Carnaval
¡Ella!, siempre ella, simplemente Ella. ¡Era la reina de las fiestas!… Hermosa, no, no era; agraciada si y mucho, con un espíritu tan jovial como el que la acompañó por años en su taller de danzas, brillando como primera bailarina… Ella, tan especial, hizo de cada minuto un momento tan particular, que todo en su entorno tenia color a fiesta a cualquier hora del día. Mujer que siempre apostó por la alegría, sin darle tiempo ni espacio a la tristeza, enfrentó adversidades y desencuentros con el mismo empeño de quien renuncia al dolor para vivir esperanzada en la alegría, ¡su eterna compañera! Nadie elige el modo de morir, ni precisa el momento de partir y ella lo supo desde muy temprano, sin embargo, quiso irse discretamente, casi en silencio, pero el destino le reservó uno de esos días de mayor celebración y cual reina, cruzó calles y avenidas engalanadas con música y entusiasmo. Dicen, quienes vieron pasar la procesión, que a ritmo de samba y salsa de la buena, festiva, en su último carnaval, ¡en carroza triunfante entró al cementerio local!