Son sus ojos los que me pierden, tal vez no más que su sonrisa, aunque a veces creo que son sus caderas o la magia que transmite su voz. En otros momentos son sus cabellos o tal vez el roce de sus dedos; aunque en otros instantes los es, el sabor de sus besos.
Ahora divago al tenor de expresiones cargadas de sentimiento; de eso estoy seguro. Es la inspiración que se desprende de mis entrañas y que me hace comprender que todo lo de ella me pierde, más no de ella misma.