El cámara seguía grabando tras él, hacían caso omiso a los ruegos de Yolanda que en aquel momento estaba al borde de las lágrimas.

Faltaba menos de una hora para el examen y seguía allí, plantada en la puerta intentando que se fueran, que la dejaran en paz.

—¿Hubiera preferido que el cuerpo que han encontrado fuese el de su hermano? ¿Se acabaría así la incertidumbre? —seguía hurgando el periodista metiéndole el micro casi en la boca.

—¡¿Cómo me puede preguntar algo así?! ¡Váyanse de mi casa! —Gritó presa de la indignación intentando cerrar la puerta con fuerza.

Alguien se acercó de pronto por detrás del  joven que llevaba la cámara y lo obligó a salir. El reportero miró hacía atrás y casi se encuentra con un puño en su cara. David pasaba por allí diría después que “casualmente” y fue a saludar a Yoli, al acercarse se encontró con los periodistas acosándola. La ira lo superó y se tuvo que contener para no golpearlo,  si no lo hizo fue porque sabía que ella no se lo perdonaría nunca, no por falta de ganas.

—Cuánta agresividad —se quejó el reportero.

—Pues esto no es nada, así que ya podéis salir zumbando si no queréis saber lo que es la agresividad de verdad. Os ha dicho que no quiere hablar, pues puerta.

Cuando se hubieron marchado, las piernas de Yoli apenas la sostenían. David la abrazó y la ayudó a entrar en la casa, le dio un beso en la cabeza y le pasó la mano por la espalda tranquilizándola. La joven ante la seguridad que le daban sus brazos posó la cabeza sobre su pecho y lloró. Entonces David aprovechó para besarla. Yoli se apartó de forma brusca empujándolo con las dos manos.

—¿Por qué has hecho eso? —Preguntaba secándose las lágrimas con el dorso de la mano

—Lo siento, de verdad que no era mi intención, ha sido un impulso, te ves tan guapa e indefensa que lo único que quiero es que estés bien.

—No te equivoques —apuntó ofendida, más por el comentario que por el beso— no soy una mujer indefensa.

—Por supuesto que no, desde luego, lo siento, me he dejado llevar.

—Conmigo no te dejes llevar, no lo consiento, hubiera podido deshacerme de los reporteros yo sola, no soy una niña y sé defenderme. Te recuerdo que tengo tres hermanos varones y todos mayores que yo.

—Claro, claro, no volverá a pasar, te lo aseguro.

—Está bien, gracias por la ayuda, pero me tengo que ir y estoy todavía sin duchar. Lo siento, pero tienes que marcharte —apuntó abriendo la puerta para que saliera. En aquel momento no estaba para nadie, le había molestado la actitud de David, lo consideraba un amigo y sintió que se había sobrepasado con ella aprovechando un momento de debilidad.

—Te acompaño, te puedo llevar a donde tengas que ir, tengo el día libre —lo intentó por última vez.

—Gracias, pero tengo un examen, te lo agradezco, pero no, prefiero ir con mi coche, quiero estar sola y necesito relajarme antes de la prueba.

David se marchó, la verdad es que no de muy buen grado. La negativa le sentó peor de lo que esperaba, Yoli era demasiado independiente. Demasiado orgullosa. No encontraba la manera de interesarle, de llegar a su corazón. Se daba cuenta que el musculitos de Alex le estaba ganando la partida.