Ojalá que el pasado no existiera

y que el futuro no tuviera prisa,

que mis gritos rompieran el océano

y que la noche se llenara de risas.

Ojalá que ( Silvio ) antes no lo escribiera

y estos versos hoy fueran

la declaración más precisa,

la proclama más certera.

Ojalá que ‘ojalá’ sonara a nota de piano,

y que cada amanecer reviviera

la mañana que te espera,

los besos que se divisan.

Ojalá que el ayer se confundiera

y la tristeza se volviera insumisa.