Para arrancarle un poema al caos
hay que pasar la aduana de la tristeza,
huir de la soledad y el desamparo
al fin y al cabo…sentar cabeza.
La terca contradicción de los solitarios,
escribirá la Canción de los olvidados.
Por donde empieza, lo que hoy acaba.
Si el cojo manco vendió sus alas
ante el barranco que le esperaba.
Perdió la cabeza el que más pensaba,
la torpeza ganó certeza a punta de bala
y cogió de blanco al negro que le estorbaba.
De na’sirvió lo que ganó mientras trabajaba,
lo claro en turbio se convirtió, ¡pobre del agua!
que paso a paso camino abrió, mientras rodaba.
Dale un respiro León de Gizeh, a mis esperanzas,
que estoy rendido, mientras el caos viene y avanza.
Y aunque loco, primero enroco que quemar tabla.
Por donde empieza lo que hoy acaba,
si el sordomudo, calló por sabio y perdió su habla,
cuando la luna sin lobo, lloró hasta el alba.
Por donde empieza tu caminar, loco de atar,
cuando la aguja sin su pajar enhebró su falda.
Ya no se puede volver atrás y el tiempo marcha.
Virus de lo olvidado que todo acaba…
¿Cuál es tu terquedad que hoy nos contagia?
¿Es voluntario el olvido o la memoria ingrata?
Dale un abrazo Venus de Milo, a mis esperanzas,
que busco asilo, mientras el caos viene y avanza.
Y en este entuerto, primero muerto que cerrar las alas.