Es frecuente oír que alguien está con la mosca detrás de la oreja. Como siempre ocurre, repetimos expresiones cuyo origen desconocemos y por lo tanto no sabemos exactamente lo que significan. En muchas ocasiones esto se emplea como sinónimo de estar mosqueado. Sin embargo no tiene nada que ver ni con esa expresión ni con ningún insecto que pueda molestarnos.
Estar con la mosca detrás de la oreja es sinónimo de estar atento y preparado para actuar. Cuando hay una situación en la que algo podría salir de modo inesperado e inconveniente, estamos con la mosca detrás de la oreja, sin distraernos respecto de ese tema.
Para entender la frase tenemos que retrotraernos a los tiempos del arcabuz. Si buscas algo sobre el arcabuz en Google encontrarás esta descripción: arma de fuego antigua, parecida a un fusil, que se disparaba prendiendo la pólvora mediante una mecha móvil. Era muy común entre los soldados de infantería europeos en los siglos XV, XVI Y XVII. Permitía hacer un orificio en una armadura enemiga situada a menos de 50 metros, lo que, en aquella época, le convertía en un arma realmente poderosa, y por eso sustituyó a la ballesta.
A la mecha del arcabuz en España se le llamaba la mosca. El arcabucero o mosquetero, se ponía en la oreja la mecha para no tener que sacarla de ningún saquito en un momento de necesidad acuciante de disparar. ¿No habéis visto nunca un carpintero con un lápiz en la oreja? Pues así lo hacían con la mecha o mosca. En ese momento, con la mosca colocada detrás de la oreja, estaban preparados para cualquier eventualidad, porque solo tenían que quitarse la mosca de detrás de la oreja, arreglárselas para encender la mecha y disparar. Esto ahora nos parecería absurdo, porque en eso de matar… hay que reconocer que hemos progresado mucho.
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