LIBROS
En un estante olvidado
del desván,
oscuro y polvoriento
tuviste, tu conmigo
y yo contigo,
aquel primer encuentro
donde fuí, por muchos días
caballero andante,
escudero, dulce dama,
y hasta pude cabalgar,
sin moverme del asiento,
a lomos de un flaco corcel
llamado Rocinante.
Quise yo, desde entonces,
viajar por otros mundos,
sin maleta, sin tren y,
sin pasaje.
Quise ser, una reina,
un príncipe, un mendigo,
una hermosa mujer, un pez,
un pájaro, un chiquillo…
Caminé por desiertos y montañas,
bajé al fondo del mar,
subí a la luna y viví
mil historias de amor sin ataduras…
Supe del llanto, del hambre,
del frío, del calor y de la risa,
me perdí por las selvas del olvido
donde el mañana y el ayer
caminan juntos, sin sentido
y un reloj sin agujas ni prisa
da la hora,
cada vez que junto a ti,
querido amigo,
me siento en un rincón
y voy caminando despacio
por tus hojas.
Lola Franco