¿Por qué el cielo dejó de ser azul?
¿Por qué el mar ya no acaricia con su oleaje a la cálida arena?
¿Cuántas lágrimas ha de derramar el firmamento al verme tan distinto?
¿Podrán los dioses perdonar el que ya no los invoque?

¿Sabrá el más allá que mi alma no es digna aún de partir?
¿Callará algún día este incesante ruido? ¿Cuántas veces tendré que pedir silencio a este corazón intranquilo sin que me tome en serio?
¿Por qué se tiñó de gris el cielo y el sol procedió a negarme su compañía?

¿Será la luna la culpable de mi desgracia?
¿Sabrá que en las noches el insomnio me atormenta y me consume?
¿Por cuántos días he de naufragar sin rumbo, sin demora?
¿Sabe alguien por qué ahora el cielo se tiñe de sangre?