Te quiero por la mañana.

Cuando decides abrir la persiana lentamente

para no vértelas con mi mal humor tan temprano.

Te quiero a medio día cuando pruebas la cuchara de madera

y me dices que la comida está en su punto.

Pero te quiero más por la tarde.

Cuando nos tumbamos en el sofá con una manta

y buscas mis pies porque los tuyos están helados hasta en verano.

Te quiero también por la noche,

pero menos, porque no solemos coincidir en la misma cama.

Te quiero en primavera, cuando estornudas y se te hinchan los ojos por la alergia

o cuando nos fugamos al Valle del Jerte.

Te quiero, también, en verano,

cuando te pones ese bañador de rayas blancas y negras que tanto odio

o cuando me mojas el libro y corro hacia al mar con ropa y todo para atraparte.

Para tirarte del pelo, poner mi mueca graciosa

y gritarte que eso no se hace mientras no paras de reír.

También cuando competimos por ver quién cocina mejor con nuestros platos estrella.

Tú la paella y yo las migas.

Te quiero en otoño cuando vamos al cine

o cuando te presentas a finales de octubre con dos entradas para ir a ver Don Juan Tenorio

porque a mí siempre se me olvida.

Te quiero también en invierno,

cuando te pones malo,

cuando dices que odias la Navidad

o cuando pierdes la memoria.

Te quiero los lunes, los martes y en fiestas de guardar.

Te quiero cuando pierdo el tren,

cuando hago colas interminables

y cuando haces el ganso en medio de la calle.

El caso es que te quiero.

Que esta historia es lo mejor que le ha pasado al amor en mucho tiempo.

Que te quiero antes, ahora y siempre.

https://www.youtube.com/watch?v=U4ANAkK52IE&t=73s

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