Sueña mi corazón perderse entre nubes
que guía el silencio de la sinrazón.
Añora mi piel sentir que otra la cubre
mientras los jadeos pautan la respiración.
Agitando el deseo, otro cabalgando acude
hacia lo carnal aunque lo llamen amor.
Muere esa verdad a la que nadie alude
porque elegí disfrazarlo de dolor.
Me baño en recuerdos que escupen
alegrías recubiertas de sexo y sudor.
Para no sentir esta tristeza que me pudre,
regálame tus labios cuando te vayas
deja tu lengua enredada en la mía,
para que la noche no huya de mi cama,
y mis sábanas no estén tan frías.
Regálame tus gemidos al alba
y cubre de pasión esta boca vacía,
lléname de pervertidas dentelladas
mientras recito esta ardiente letanía.
Mójame con tu sabor todas las mañanas,
prende la llama con la que ardería,
al recorrer tu pecho, espalda y nalgas
y tener de nuevo lo que dentro guardas:
aquellos besos cada vez que amanecías.