Soy la piedra en tu Páramo
que reverdece sobre El llano en llamas.
Olvidado estoy en tu tálamo
al cabo que… ¿Pedro o Juan te llamas?
Ahh! las letras tersas de Rulfo.
Y la nostalgia por Comala.

Mientras Álvaro Mutis, no dice nada
por el foro de esta vida desangelada.

Eres la Paz que Octavio nos legó
en un Laberinto, sin telarañas
de soledades tejidas al por mayor
anudando los nudos de mis entrañas.

Las voces que evoco hoy
van tras El Sueño de la Salamandra
resonancias de lo que no soy.
Y perdido, busco el norte de tus palabras.

Espeso como la transparente
alma franca de Franz Kafka,
escarabajo de siete patas,
Metamorfosis con alas blancas.

Con Benedetti, veni, vidi, vici…
todos los monstruos y batallas.
Paso de los Toros también existe
al sur, cerca de las raíces y metrallas.

La herencia anónima de Hernández
millonaria de sueños y agallas
es una estrella que no cesa…
Y un rayo que no se calla.

¿Quién amuralla una voz?
¿Quién encierra unas alas?
¡Recen por favor, a Dios !
que moje todas las balas.

Canto en particular, tu Canción desesperada
porque mi Poema 21 nunca llegó
-o murió antes de que llegara-
por las esquirlas que el corazón lanzó
con mi rabia turbia versus tu palabra.

Confieso que he bebido, versos para Matilde
en balde, sin alarde ni afanes aviesos,
las esquirlas que avienta mi verso triste
son resacas que deja la soledad de la tarde.

Eres el Ángel entre las ángeles
que Más treta(s) inventa para cazarme,
las olas saben cuando revientan las mieles
que viven entre tu pecho y mi sangre.

Márquez, con mucha vida para contarte,
entre Macondo y Cien años de soledades
verdades que calan hondo y sin nimiedades,
Cuentos peregrinos; y putas tristes sin alarde.

Borges, cristalino entre laberintos
tu sino distinto entre todos los minerales,
amores dilectos con el tigre de tus verdades,
hambre de intelectos hambrientos y siderales.

Va el viento barriendo los campos desolados,
enviolentado sin la rosa de tus rosales,
atardeceres de siempre por los tejados,
gato sin gata maullando en los arrabales.

¿Cuánto ganas?, si te pierdo entre poquedades.
Saramago desterrado donde Unamuno,
se apalabran en el vacío de las oquedades,
las soledades que descalabran a cada uno,
son una isla negra con ráfaga de tempestades.
Fuerteventura es un rayo inoportuno.

Sabines retumba, Tarumba canta a su tierra hermosa.
Sabina descalabra con versos de destierro.
Que haremos todos con tantos yerros,
si empezar de nuevo no es poca cosa.
Mi verso ladra…Y ladra mejor que un perro,
entre tantas voces que lo trastocan.

Por las sendas voy como alma en pena,
verbena con sol para que se prenda
y aprenda humilde mi canto en vena,
entre voces ajenas que son inmensas.

La luna es una cuna, gitanera y plebeya,
moza moruna con ojos de gata en celo
inoportuna, como ninguna, cálida y bella
¡El cielo es para Lorca y su Romancero!

Entre luceros y aguaceros va por Sevilla.
Por Castilla sin mancha, por Soria y el Duero;
Machado, con una herida en las costillas
por una patria fuerte, alba y sin duelo.

Cantando historias y andanzas de camineros.
Los errantes por el Camino de los bastardos
cuando el zumo agrio de los destierros
es un fierro que marca la ingle de los bardos.

Alberti, es el más terso de los profanos,
Aleixandre, tu verso es pan para mi hambre.
Que se alcen por España todas las manos…
¡Que quieran cantar a dueto con este enjambre!

Que no nos dejen sólo el cochambre,
que no te hundan que me empantano,
si este verso es pan duro y vinagre,
a Dios pido de hinojos por mis hermanos.

Que vuelvan todos los Cervantinos,
por las sendas manchegas y los caminos.
Los ríos son testigos mudos de todo
el lodo que habita en los palacios y castillos.

Prado, rompe canciones que son un rezo.
Por donde empiezo, si estoy varado;
a cantar postrado tras esos besos,
entre excesos y heridas en el costado.

Sigue mi verso desangelado, tras Gónzalez
Ángel, que sin alas nos dejas el desconsuelo,
te fuiste y vales más de lo que sabe nadie,
huérfano de sueños, vuelas a ras de cielo.

García Montero la savia les ha heredado,
a tanto bardo que vaga entre sus querencias,
herencias impías de sabios desamparados,
olvidados entre broncas con penitencia.

Me voy sin perderme ni despedirme,
huyendo de los fastos y su parafernalia,
redimen estos versos todas las lides,
y los ecos de las letras sin sus ardides.
¡Valladolid es Castellana como Morelia!
¡Y mi sangre tan roja como sus vides!

Os dejo la bendición de un Dios piadoso,
endoso soneto con buenas intenciones,
las canciones que hoy salen de su foso
son: abrazo de oso en sus corazones.

Con sol se bruñe la piel de abrojos,
mis ojos son cuencos con aluviones,
las tentaciones impuras son los antojos,
que recojo entre cantares de tus blasones.

¡Que ganas de verte erguida, sangre de toro!
Corazón moro ¡que palpita de emociones!
¡Cuando late un verso vibrante y sonoro!

¡Arde la tarde con rojos! Sol en tus estaciones.
¡Vuelen alto! que su cielo es llanto que lloro.
Canto a coro y, por Vos pido en mis oraciones.