Tu mirada me atrapa, me arrastra
en un vertiginoso descenso
hasta el mismo centro del infierno
y mi vida, otra vez, se desbarata.
Y esta historia, que acabada
ya daba yo por seguro y por cierto,
me vuelve a quemar muy adentro,
me rompe de nuevo, me deja quebrada.
Desearía que te transformaras en humo.
¡Deshacerme de ti resultaría tan fácil!
Soplaría y pediría un deseo:
que te elevaras hacia el cielo
en una voluta muy grácil
y te llevaras de mí todo lo tuyo.