Fue en 1984 cuando Carme Riera, escritora y académica de la Lengua, hizo saltar la liebre en un artículo de la revista literaria ‘Quimera’: “Lenguas de doble filo, aunque escasamente afiladas, suelen insinuar, en los mentideros literarios de Barcelona, que Jaime Gil de Biedma es poco menos que el autor de Últimas tardes con Teresa, la novela que le valió a Juan Marsé el premio Biblioteca Breve, en 1965”. Riera no solo esparcía el rumor sino que iba más allá hasta asegurar que ella misma había preguntado a los dos escritores al respecto… ¡y ambos habían confesado que era cierto!
¿De dónde sale tan sorprendente afirmación? Es cierto que Marsé nunca negó la influencia que sobre su historia de los amores de Manolo Reyes, alias ‘Pijoaparte’, y Teresa Serrat ejerció la obra de su amigo y cómplice el poeta Gil de Biedma, tanto en imágenes como en cuestiones lingüísticas. Eso y los rencores desatados tras la disputada concesión a la novela de Marsé del premio Biblioteca Breve en 1965 dispararon la rumorología en el caldo de celos y rivalidades literarias en que hervía el reducido grupo de la intelectualidad catalana del tardofranquismo. ¿Pero es posible que la mano de Gil de Biedma interviniera directamente en la redacción de Últimas tardes con Teresa?
Josep Maria Cuenca, biógrafo de Marsé, tacha el rumor de ‘perfecto dislate’: “Se trata de algo esencialmente extraliterario. Hubiera sido absurdo por parte de Marsé renunciar personal y culturalmente, por así decirlo, a su proximidad con respecto a Gil de Biedma, sobre todo teniendo en cuenta que el Marsé escritor aprendió muy pronto que nadie, ni tan siquiera los más grandes, escribe desde la nada, es decir, sin apoyarse en una tradición que cada cual construye a su medida. (…) El asunto implica una insinuación éticamente devastadora: que Marsé y Gil de Biedma son dos impostores. El primero por aceptar firmar algo que no ha escrito y el segundo por ceder ocultamente su trabajo”.
¿Y qué es entonces lo que reconoce Marsé haber tomado en préstamo de su amigo? Lo enumeró tiempo después: la idea de describir las estrellas como trozos de hielo en un vaso de Campari en la fiesta inicial y el modelo de coche deportivo que debería tener un personaje como Teresa (un Floride). Y concluía: “Yo cuando no sé una cosa, la pregunto”.
Fuente: El confidencial
Confieso que lo descubrí con La muchacha de las bragas de oro y me gustó, pero reconozco que no tanto como su obra maestra: Últimas tardes con Teresa.
Y yo pregunto ¿Qué obra de Marsé os gusta más?
D.E.P. Juan Marsé