Observo reflejada su figura
en frágil transparencia de cristal.
Su imagen sensual, grácil y desnuda,
sugerente, sutil e inmaterial
me enamora, me abstrae y me subyuga.
Contemplo reflejado su desnudo
con mortecinas luces tamizado,
por la verde pradera recortado
cual tentación de fruto tan maduro,
que siento mi deseo desbocado.
Y yo ansío el deleite de su sexo;
degustar con fruición, con embeleso,
el sabor y el aroma de su cuerpo,
uniendo nuestras almas al proceso
de fundirnos en hondo acoplamiento.
Y en mi contemplación enamorada,
crece como la espuma oxigenada
mi ternura, que dulce, ilusionada,
siente el urgente anhelo de besarla
y, sin medida temporal… ¡Amarla!