El hijo predilecto de la gran madre, vivía tranquilo en su reino, era un ser simple, natural. Una noche, los señores del cielo visitaron a la Señora, para informarle que a su hijo le darían algunos obsequios, con la finalidad que fuera digno representante de su especie. Así que le pidieron que lo enviara en la séptima luna nueva, al bosque mágico.
En el bosque mágico, el hombre sentía miedo, no sabía qué le esperaba.
En esa noche el hombre conoció a siete de los señores del cielo. Los cuales le obsequiaron, una vez que supero las pruebas, siete cualidades: La comunicación, el amor, un espíritu competitivo. Así como, la forma en que comprendería la vida, el sentido del deber, la inspiración creadora, la empatía, la compasión y la transformación. Todas ellas, herramientas que lo haría evolucionar y ser digno ante sus demás hermanos.