El vacío en el que escribo
es impío, pagano y blasfemo.
Olvidos sacrílegos, incrédulos
pueblan infames los desganos.
Profano con rabia los deseos,
irreverentes mi lengua y versos
alborotando el credo del ateo
que ladra enfadado con el cielo.
Lo negro es claro sin reniego.
Infiel la letra que profana
la sed de mis deseos y tus ganas.
Adicto de tu piel sin su pijama,
alboroto el avispero de tu cama.
Y ardo entre mis sueños y tu fuego.