El misterio definitivo: un cuerpo

de mujer abierto al tacto,

a los sentidos fundidos

en un solo fulgor,

que aniquila la desesperación.

 

El tiempo viene a detenerse

en los bordes de tu piel.

 

La luz que retrocede

me arroja muy lejos

dentro de colina tras colina

de paz luminosa

 

Allí permaneciera.

 

La jubilosa blancura

es mía, nuestra.

 

Pero el misterio

persiste.

Lo hemos atravesado

sin tocar su centro