El hotel Suecia, que data de 1956, fue la última residencia del escritor norteamericano Ernest Hemingway en Madrid. Entre su clientela también estaban el revolucionario Che Guevara, Julio Cortázar y Ernesto Sabato.
Decía Ernest Hemingway en su obra Muerte en la tarde que “Madrid es la ciudad más española de todas, la más agradable para vivir, la de la gente más simpática y, un mes con otro, la de mejor clima del mundo”. Con esa apasionada descripción de la ciudad, no es de extrañar que el autor norteamericano volviera siempre que podía, tanto por trabajo como por ocio con su familia. Muchos de sus libros hacen referencia a restaurantes, bares y hoteles donde se alojó y que, con el tiempo, han terminado siendo parte de la particular ruta que sus lectores y amantes de la historia realizan por la capital.
Una de las paradas ineludibles es el hotel Suecia, abierto en 1956 en la Casa de Suecia como símbolo de hermanamiento entre el pueblo español y el sueco y que, 60 años después, ha sido reabierto como un hotel cinco estrellas por la cadena NH. Situado en la calle Marqués de Casa Riera número 4, junto al Círculo de Bellas Artes, el lujoso edificio se dio a conocer por los célebres personajes que se hospedaron en él a lo largo de su historia, convirtiéndose así como el hotel de los literatos.
Ernest Hemingway llegó allí tras el cierre del hotel Florida, su residencia habitual en Madrid durante la Guerra Civil mientras trabajaba como corresponsal para el North American Newspaper Alliance. A pesar de que estaba en primera línea de fuego y el sonido de las bombas era ensordecedor, el Florida fue escogido por los periodistas de la época porque era de los pocos que contaban con agua caliente en los baños. Para evadirse de la realidad por la que el país estaba pasando, los corresponsales solían reunirse en el bar Chicote, uno de los lugares más emblemáticos de Madrid frecuentado por escritores ilustres.
El hotel Suecia fue la casa de Hemingway en Madrid en 1959, cuando regresó para escribir unos artículos sobre las corridas de toros. La última vez que lo pisó fue en 1960, en un viaje a la capital para realizar unas fotografías para una revista. En aquel año Hemingway ya estaba gravemente enfermo, por lo que pasó varios días encerrado en su habitación hasta ser trasladado al aeropuerto para viajar a Estados Unidos por última vez. Un año después se suicidaría.