«Yo soy el que soy.» Esta es la respuesta que Dios usó cuando Moisés le preguntó por su nombre (Éxodo 3:14). Pienso que Yahvé, debió dar más datos a Moisés, pero… si esto es así, ¿qué pudo decir sobre sí mismo? ¿Podría haber sido algo así?:
Con sublime libertad,
insondable, evanescente,
mi consciencia piensa y siente
vestida de inmensidad.
Yo soy polvo sideral,
creativa luz y esencia
de total omnipresencia
y de linaje inmortal.
Yo soy el que soy…
Soy global espectador.
Soy espíritu irredento.
Con mi libre pensamiento
soy del mundo el creador,
Soy el cielo, viento, mar;
el engrudo y el guijarro;
la ceniza, arena, barro…
¡Lo que quiera, yo, abarcar!
Yo soy el que soy…
Soy justicia frente al mal.
Soy sustancia en que se encierra
fuego, hielo, aire; el agua o tierra;
la verdad, la luz, la sal.
Sin principio ni final,
yo soy todo el universo,
soy el verso y el anverso
y el impulso más vital.
Yo soy el que soy…
Creativo, original.
Soy acorde más perfecto,
este verso suelto y libre,
el sentido más correcto,
la medida más cabal.
¡Yo soy el que soy!