07/01/2019
Estimados lectores:
En este primer lunes de 2019 inauguramos esta columna que hemos dado en llamar Algo que contarte. En ella publicaré cada semana.
Mi biografía ya tiene un resumen de quién soy y desde donde escribo así que no voy a agregar aquí datos personales. Sólo quiero aclarar que, además de relatos de mi autoría, cada tanto publicaré algún texto de escritores consagrados.
A pedido de la colega Mara Marley comenzaré esta columna con un microcuento titulado La verdad.
Vuestras críticas son siempre bienvenidas
¡Que tengamos un buen año!
Osvaldo Villalba
LA VERDAD
El maestro caminaba con sus discípulos cruzando el bosquecito. Hacía varios minutos que lo hacían en silencio. De pronto uno de ellos preguntó:
– Maestro…¿Qué es la verdad?
El maestro se detuvo, quedó un rato pensativo y se dirigió hacia los arbustos. Durante un rato buscó entre las ramas mientras los alumnos lo observaban. Cuando pareció encontrar lo que buscaba, los llamó:
– ¡Acérquense! Miren esto. ¿Qué ven?
Se acercaron y vieron una tela de araña donde una mosca se debatía por soltarse mientras la araña se afanaba en inmovilizarla.
– La mosca quiere escapar de una muerte segura – dijo uno de los discípulos.
– Esa es la verdad para la mosca – respondió el maestro.
– La araña quiere asegurarse su alimento – dijo otro.
– Esa es la verdad para la araña – acotó el maestro.
En ese instante una lagartija bajó corriendo por la rama y de un salto se engulló a la mosca, rompiendo la tela, mientras la araña se refugiaba en un rincón.
– La mosca es buen alimento para la lagartija. La araña no – dijo un tercero.
– Ah! Pero se aprovechó del trabajo de la araña. ¡No es justo! – agregó un cuarto.
– Pero logró su objetivo. La araña no – respondió el anterior.
– Esa es la verdad para la lagartija – concluyó el maestro.
– Entonces, Maestro… ¿Hay distintas verdades para un mismo evento? – preguntó el discípulo que había iniciado el diálogo.
– ¿Dependerá de la posición en la que cada uno esté? – fue la pregunta del defensor de la araña.
– ¿Vosotros que creéis? – dijo el maestro y continuó su camino.
Abordas un tema muy interesante, Osvaldo. Yo creo que siendo rigurosos hay una verdad objetiva, creo que existe pero no siempre es compartida. Al mismo tiempo hay montones de verdades subjetivas, y hasta coyunturales y temporales, que también son reales. Existen infinitas perspectivas de un edificio, pero existe el edificio en sí, y es único y tiene unas dimensiones concretas y exactas.
Vivimos una época de relativismo y algunas veces abusamos, escogemos la verdad que nos interesa. A nivel social, estamos en pleno apogeo de la posverdad y de la manipulación política. Lo cierto es que la araña, la lagartija, etc. pueden verse desde fuera de sí mismos. Siempre existe una visión ajena a todos los personajes. Una objetividad impura, porque nada es completamente objetivo, Pero sí hay más objetividad en unos puntos de vista que en otros.
En fin, tu relato da para reflexionar, y el buen maestro y tú hacéis bien en dejar la pregunta flotando en el aire. Da para seguir debatiendo. Muchas gracias por tu contribución, amigo Osvaldo. Enhorabuena otra vez por tu columna.
¡Esa era la idea Enrique! ¡Hacernos pensar! Y el final abierto es justamente para que cada uno ponga el suyo.
¡Gracias por el comentario!
Es un texto sencillo, pero explicas tan bien algo tan subjetivo como la verdad! ….que te hace pensar.
Felicidades maestro!!
¡Muchas gracias Carmen!
Dices tanto en tan pocas líneas. Con qué sencillez sentencias “la verdad”. Es excelente de principio a fin, Osvaldo. Ese tipo de lecturas que te dejan pensando por un buen tiempo. Felicidades.
¡Muchas gracias Mara! Muy honrado.
“Nunca es triste la verdad lo que no tiene es remedio.” Antonio Machado. ¡Buen texto!
¡Gracias Hugo! Siempre es difícil ponerse en los zapatos del otro y entender “su” verdad.