Escribiré alucinado por excesos
palabras de un libro quemado,
que ya no habitan en los versos
ni curan este oficio enamorado.
Salvan del delirio a este sueño,
pájaros al vuelo en pleno rito
de buenos presagios en el cielo
y la terca sinrazón que resucito.
Convocado por la rosa de tu piel
escondida entre resabios y retiros,
que trae ahora la propuesta del ayer
guardada en el desván del olvido.
Estos besos resaca de la miel,
mueren en los labios malheridos.
Y son la triste locura de un placer
marchito por desdén y perdido.
Camino entre algodones y vidrios.
Los versos que rozan el duelo
son besos que besan el suelo
Y pernoctan en cama sin delirio.
Vulnerado por falta de equilibrio
este vuelo busca en libros rotos
palabras que le sirvan de alivio
y me traigan el cielo de tus ojos.