«Buenos días a todos. Les habla Endurino Martín, desde las puertas del juzgado número cuatro de la localidad de Villa Villa. Acabamos de conocer el veredicto del juicio, que tanta expectación ha levantado en los últimos días, contra la señorita Roja.
Sabemos que la acusada ha llegado al juzgado escoltada por la policía y cubriendo su rostro con su característica caperuza. Minutos más tarde ha entrado el señor Feroz como parte de la acusación.
El juicio ha durado más de dos horas, donde el fiscal ha sido claro en su alegato; “Pedimos una condena de quince años para la señorita Roja, por un delito contra el medio ambiente. Cada día para ir a casa de su abuelita atravesaba el bosque sin mostrar el menor cuidado y aprecio por este”.

El señor Feroz ha contado al fiscal que la señorita Roja cada mañana en su camino, arrancaba flores endémicas por el simple placer de fabricarse una alfombra y descansar sobre ella. Como el recorrido hacía la casa de su familiar era largo, hacía escala para comer algo y recuperar fuerzas, dejando el bosque plagado de envoltorios de chocolatinas, papel plateado con el que su madre le envolvía el bocadillo y latas de refresco. No teniendo bastante con esa tropelía, cuando su abuelita quiso agrandar su cabaña no dudó en contratar al leñador de la comarca para que talara árboles centenarios y para colmo desviar el agua del río para poder llenar su piscina. El señor Feroz alarmado ante tanta desfachatez, intentó hablar con ella en repetidas ocasiones para hacerle entrar en razón, pero solo consiguió una denuncia por parte de la señorita Roja por acoso. Por ello no encontrando otro modo de persuasión, el señor Feroz decidió hacerse pasar por la abuelita de la acusada, pensando que ese era el único modo de que ella cambiase su comportamiento, pero nuevamente fracasó en su intento y lo único que recibió fueron insultos y vejaciones; ¡qué si que ojos más grandes tienes!, ¡qué si que boca tan fea y vasta! o ¡qué orejas más enormes! Insultos que, sabemos, minaron la moral del señor Feroz viéndose obligado a acudir a un psicólogo.

Sabemos que el abogado defensor ha recurrido una vez más a la versión de que la señorita Roja es una dulce e inocente jovencita y el malo del cuento es el señor Feroz. Pero como les digo tenemos el veredicto y puedo informarles que el jurado popular no ha vuelto a tragarse esa bola que lleva tantos años lleva de boca en boca y ha declarado culpable a la señorita Roja de los cargos que se le acusaban, obligando también a la abuelita a demoler la parte ilegal de su cabaña y al leñador a repoblar el bosque.

Les ha informado Endurino Martín, para el canal 31».

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