Mi verso, en densa concepción transita
por huellas de una piel tersa y bruna,
mal haya el tiempo de la sed que gravita
en mareas estrujadas por la luna.

Las palabras agotadas, nacen sin vida,
en esfuerzo planetario se desnudan.
¿Quién parará este afán?, que precipita
los vocablos al rincón de las dudas.

Se dibuja en el cielo un inventario
de paisajes empañados por la bruma.
Voy tras la huella de los solitarios.

Un bozal contra el fuego de mi espuma.
Rompe el alba este verso libertario.
Y palpita en el pecho del que suma.